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SÉRIES MANIA 2024

Crítica serie: Soviet Jeans

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- La serie creada por Stanislavs Tokalovs, Teodora Markova y Waldemar Kalinovskila pasa del romance a la evasión en una Riga aún ocupada, pero llena de aspiraciones

Crítica serie: Soviet Jeans
Kārlis Arnolds Avots (centro) en Soviet Jeans

Es 1979 y estamos en Riga. Un joven entra en un aseo público, echa un vistazo a su alrededor y se acerca a un hombre que está utilizando los urinarios para preguntarle nada más y nada menos que… ¡si puede comprarle sus vaqueros! Esta escena inicial contiene todos los ingredientes clave de Soviet Jeans, la primera serie letona en pisar la alfombra púrpura del Séries Mania, donde ha sido presentada en la sección International Panorama. Y es que su protagonista, Kārlis Arnolds Avots, ha sido galardonado como mejor actor por su interpretación en esta serie, que también se ha llevado el premio del público (leer la noticia). Soviet Jeans, que ha sido creada por Stanislavs Tokalovs, Teodora Markova y Waldemar Kalinovskila y dirigida por el propio Stanislavs Tokalovs junto con Juris Kursietis, se burla con cariño del absurdo comportamiento que muestra la gente bajo el régimen comunista, así como de la urgencia de una generación joven y en evolución que responde con despreocupación a las llamadas a la insubordinación.

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en Soviet Jeans, que cuenta la historia de un joven letón que, doce años antes de la independencia de su país, sueña con la libertad, el rock y los pantalones vaqueros en Riga. Renars (Kārlis Arnolds Avots) trabaja como diseñador de vestuario en el teatro público de Riga, pero también se gana la vida trapicheando con productos occidentales prohibidos. No correría ningún riesgo si no fuera por Maris (Igors Selegovkis), un joven y ambicioso agente del KGB que amenaza con destapar el pequeño negocio encubierto de Renars si este no empieza a colaborar como informador. Al final, Renars le evita como puede, e incluso inicia un romance con Tina (Aamu Milnoff), una directora finlandesa invitada al teatro para una residencia de tres meses.

Pero, ¿dónde encajan los vaqueros en todo esto? La serie es lo bastante audaz como para tomarse todo el tiempo que necesita para establecer el telón de fondo de la historia (la dualidad surrealista de una sociedad restrictiva y la sed de romance prohibido), de modo que espera hasta el segundo episodio para revelar el quid de la trama: Maris detiene a Renars en un hospital psiquiátrico donde se envía a los ciudadanos que causan problemas, donde se fabrican vaqueros clandestinamente y donde el resto de internos le ayudan a salir. La serie da un giro inesperado a mitad de camino, pues pasa de romance histórico a historia de fuga, y todo ello al tiempo que se permite el lujo de duplicar el número de personajes.

Está claro que a los directores de Soviet Jeans no parecen importarle los códigos de escritura que rigen las series, según los cuales los primeros episodios sirven de introducción general a una obra que, a medida que va avanzando, va desprendiéndose de sus capas y sacando a relucir su esencia. Del mismo modo, la puesta en escena evoca más el cine que la televisión o las plataformas de streaming, la cámara en mano no rehúye el movimiento ni el alcance, y el copioso decorado va en contra de las economías de escala propias de la distribución de una historia en varios episodios.

Entonces, ¿qué es exactamente lo que todos estos componentes tienen en común? Sin duda, el encanto a raudales. En primer lugar, en la interpretación, donde la química que caracteriza el primer episodio nos embelesa a través de este convincente romance entre dos personas separadas por las rejas. Pero también en el humor agridulce que se desprende de la ocupación soviética, donde prescindes del café de contrabando, pagas a policías para que te dejen beber alcohol tranquilamente, utilizas un gimnasio como escondite secreto y el futuro se manifiesta adoptando la forma de un walkman. Y eso sin olvidar las batidoras automáticas de comida, ¡tan prohibidas que su uso rebosa morbo! Los atractivos colores mates y los trajes retro de la serie casi podrían tentarnos a la nostalgia, si no fuera por el peligro omnímodo que conlleva una vida vivida bajo supervisión constante, un peligro que se cierne continuamente sobre la historia y rige los altibajos de esta serie para la que los dilemas comprometidos no constituyen un problema en absoluto.

En este sentido, Soviet Jeans ha resultado ser toda una revelación en el Séries Mania, un éxito de lo más inesperado. Tras la proyección de sus dos primeros episodios, la serie destaca sobre todo por su forma libre y su descarada familiaridad.

Soviet Jeans ha sido producida por Tasse Film y emitida por GO3.

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(Traducción del francés)

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