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VILNA 2024

Crítica: Life and Death of a Christmas Tree

por 

- En el documental de Arturas Jevdokimovas, unos trabajadores georgianos arriesgan su vida para cosechar semillas de abeto que los daneses venden como árboles de Navidad

Crítica: Life and Death of a Christmas Tree

Un abeto es un elemento decorativo típico en los hogares europeos que siguen las tradiciones navideñas cristianas o, más bien, consumistas. Pese a que se sabe bastante sobre el funcionamiento del capitalismo transfronterizo en la región, el origen de estos árboles es poco conocido o discutido. El director lituano Arturas Jevdokimovas examinó las historias de los emigrantes lituanos de la industria de la ropa en Gran Bretaña en su documental Second Hand (2019). Esta vez, con su segundo largometraje Life and Death of a Christmas Tree, se centra en la recolección de conos de los bosques de abetos de Georgia y su exportación a Dinamarca para granjas. Un documental políticamente esclarecedor, pero dispers. La película, que se estrenó en Lituania en el Festival Internacional de Cine de Vilnius (Kino Pavasaris), analiza las relaciones, los procesos de producción y las diferencias en las condiciones laborales entre ambos países de producción. La situación supone un drama, ya que los jóvenes trabajadores arriesgan sus vidas en los altos árboles de las montañas del Cáucaso para los ricos proveedores nórdicos y sus clientes.

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La recolección de conos de abeto Nordmann es una importante fuente de ingresos en la región montañosa de Racha en Georgia. El 80% de los árboles de Navidad europeos se cultivan en Dinamarca a partir de semillas georgianas recogidas a mano. La dependencia de los lugareños por este negocio para sobrevivir se traduce en escalar estos gigantes árboles para la cosecha anual, pese a las frecuentes caídas y muertes. El peligro es una sombra constante que se cierne sobre la región. Nos muestran la vida en una aldea remota, donde la escuela sólo tiene tres alumnos, la vivienda es básica y la creencia ortodoxa es la única protección contra la incertidumbre  de la existencia.

Imágenes de archivo de principios de los años noventa -un periodo de guerra civil y tremendas turbulencias cuando Georgia se separó de la Unión Soviética- muestra a una Marianne más joven y a Lars, quien tiene un lucrativo negocio danés donde cultiva árboles a partir de semillas georgianas. Para ellos el lado desconocido y misterioso se encuentra en la Cortina de Hierro, donde buscan una fuente de semillas. Los tiempos son tensos; recuerdan que uno de los alcaldes llevaba una granada de mano a las reuniones. La pareja escandinava, aficionada al buen comer y a Tarantino vive en el confort burgués. La hollywoodización de la violencia como entretenimiento casual es fácil de digerir desde lejos. Su preocupación más acuciante es cercar a los ciervos hambrientos de sus productos. Y aunque estos insistan en su compromiso con unas condiciones de trabajo seguras, la financiación de ayudas sanitarias y la educación de los habitantes de Racha, su seguridad choca con la precariedad de sus proveedores georgianos.

La muerte del joven Luka Kbiladze, asesinado a tiros por su mejor amigo un día de invierno nevado, conmocionó al pueblo. Su funeral también destaca en la película, donde vemos a una madre desconsolada junto a la tumba de su hijo. La decisión de Jevdokimovas de mantener a los niños en la escena después de la tragedia, aunque desvíe la atención, respeta la realidad de la comunidad. Además, desvela algo que aún no se ha desentrañado del todo sobre un legado histórico de violencia y penurias económicas, contra el que el capitalismo extractivo y la curiosidad turística superficial se oponen.

Life and Death of a Christmas Tree es una coproducción de AnaBen Films, de Lituania, Funky Production en Georgia, y Gotfat Productions en Dinamarca.

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(Traducción del inglés por Noelia Bas Hurtado)

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