28/03/2024 - La miniserie alemana, creada por Benjamin Benedict, Linda Brieda, Lars Montag y Sinah Swyter, tiene una agradable energía que se apoya en los códigos de la sitcom y el encanto nostálgico de lo retro

Este ha sido el año de lo retro en el Séries Mania, con títulos premiados como Rematch y Soviet Jeans [+lee también:
crítica
ficha de la serie], que invitaban al público a viajar entre 30 y 45 años atrás en el tiempo. Disko 76, la miniserie alemana de seis episodios dirigida por Florian Knittel y Lars Montag, que se ha estrenado a nivel mundial como proyección especial del festival, ha sido otra de las series que ha hecho las delicias de un público que no ha podido evitar seguir el ritmo de la música con los pies.

Todo comienza con una invitación. Tras moverse rápidamente entre la multitud de una discoteca, la cámara se para en un bailarín que, resplandeciente de pies a cabeza, tiende la mano a la protagonista de la película, Doro (Luise Aschenbrenner), que nos dice en voz en off que "la vida es como una discoteca; o miras hacia otro lado, o te lanzas sin pensarlo a la pista de baile". Los vertiginosos y embriagadores sonidos de "I Feel Love", de Donna Summer, cumplen con creces la misión de seducir a las masas. Está claro que la gente ha ido allí para divertirse, ¡aunque a nuestros personajes aún les queda bastante camino por recorrer!

Bienvenidos a Bochum, situada en la región industrial del Ruhr. A pesar de estar abierta a la cultura occidental, esta pequeña ciudad minera de la RFA es demasiado tradicional como para abrazar los vientos de libertad que trae consigo la música disco. Y este es exactamente el caso de la familia de Doro, donde las mentiras constituyen un baluarte contra el paternalismo. Doro finge ante el ingenuo de su marido —que ha decidido impedirle trabajar para facilitarle la procreación— que acaba de quedarse embarazada, su hermano Georg (Jonas Holdenrieder) le dice a sus padres que está de permiso para ocultar que ha desertado del ejército, y su hermana Johanna (Vanessa Loibl) sueña con ser piloto, pero tras ser rechazada por su sexo, decide acceder a la cabina infiltrándose en un curso de formación de azafatas. A pesar de sus frustraciones, los tres alegres hermanos se embarcan en un proyecto común: la apertura de una discoteca clandestina en la antigua posada familiar.

A pesar de la alocada lista de reproducción de la serie, sus variopintos decorados y sus suaves movimientos de cámara, Disko 76 puede sorprender al público por la relativa sencillez de su historia. Los personajes son bastante tópicos y sus trayectorias resultan de lo más predecibles, como la del marido de Doro, un hombre tan simplón que no es de extrañar que acabe siendo abandonado al final del último episodio. Una vez superada esta extraña impresión inicial, Disko 76 anula rápidamente cualquier expectativa de matices y revela sus verdaderos colores, que no son otros que los de una sitcom de lujo. Se trata de una comedia con una sola cámara —por supuesto— que prescinde de las risas enlatadas, pero respeta muchos de los códigos del género: un argumento claro, desenlaces previsiblemente positivos —todo el mundo sabe que Doro acabará lanzándose a la pista de baile del brazo del hombre de brillantes—, un lugar central donde los personajes se reúnen con frecuencia (la discoteca ilegal), una familia disfuncional que se junta mucho más a menudo de lo que debería y gags visuales surrealistas del estilo de Scrubs o Ally McBeal que irrumpen en la trama con cierta regularidad.

Si a esto le añadimos el encanto de lo retro, Disko 76 se impone indudablemente como una serie mainstream con un gran potencial económico. Resulta innegable que los productores de la serie han depositado una confianza desbordante en el proyecto, ya que han tirado la casa por la ventana en cuanto al presupuesto, porque todos y cada uno de los episodios están repletos de melodías los grandes de la música: Boney M., Fleetwood Mac, Diana Ross, ABBA, Barry White, Munich Machine... Todos están ahí para hacer las delicias de los espectadores, y tampoco se quedan atrás el deslumbrante vestuario, los voluminosos peinados y el encantador reparto.

Disko 76 (producida por UFA Fiction y emitida por RTL+) es una serie de las que hacen sentir bien y no se crean con ninguna intención de reinventar nada, una serie adictiva y de interés general que no dejará indiferente a nadie. Y dado el título numérico, uno ya se pregunta si las lentejuelas se desempolvarán más adelante para futuras miniseries, en la línea de trilogías alemanas como Deutschland 83, 86 y 89, o Ku'damm 56, 59 y 63. El potencial para secuelas es evidente. "Aún no habéis visto nada", nos advierte el grupo Bachman Turner Overdrive en la canción final del segundo episodio... ¡Nuestras expectativas no pueden estar más altas!

(Traducción del francés)