26/04/2024 - El delicado drama de Pat Collins se acerca a los habitantes de un pueblo en la campiña irlandesa, cuyo modo de vida desaparece poco a poco

Lejos de ser una película alegre, pero tampoco lúgubre o miserable, That They May Face the Rising Sun es un tranquilo canto popular a una Irlanda rural en vías de desaparición. Se trata de una adaptación de la última novela del aclamado escritor John McGahern dirigida por Pat Collins. Ambientada a principios de los años 80, la película describe el trabajo en el campo y el auténtico sentimiento de comunidad en el extremo occidental del país como algo que recordar con cariño y volver a dramatizar, como suelen hacer las películas históricas y de época irlandesas (un ejemplo reciente sería The Quiet Girl [+lee también:
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entrevista: Colm Bairéad
ficha de la película], nominada al Óscar). Tras su estreno mundial en el BFI de Londres el pasado otoño, la cinta fue ganando impulso en otros festivales europeos, culminando con su victoria en los recientes IFTA (leer la noticia), y llega a los cines irlandeses y del Reino Unido esta semana de la mano de Conic.

El protagonista es el aclamado escritor de ficción Joe Ruttledge (Barry Ward, a quien vimos en Jimmy's Hall [+lee también:
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Q&A: Ken Loach
ficha de la película], de Ken Loach), un habitante ilustre y respetado en la comunidad de su pueblo. Un joven local que tuvo éxito en Londres y que ahora vive una vida cómoda en su antiguo entorno familiar, donde escribe una pequeña novela inspirada en lo que ve (Collins nos muestra escenas intermitentes del protagonista escribiendo a mano alzada en su escritorio mientras cae el sol). Su vínculo con su esposa Kate (interpretada por la actriz alemana Anna Bederke), artista y propietaria de una galería en Londres, es cariñoso y sólido, aunque no pueden eludir el escrutinio y los duros sacrificios profesionales por ambas partes.

Con todo, That They May Face the Rising Sun es ante todo una propuesta de cine realista, un drama de cámara confinado en gran medida a una única localización, pero carente de cualquier intensidad o tensión. La puerta de la casa de los Ruttledge siempre está abierta, por lo que los vecinos y conocidos entran alegremente a todas horas. El tío de Joe, “el Shah” (John Olohan), les regaña amablemente por faltar a misa, y dos jornaleros locales, Jamesie (Phillip Dolan) y el carismático Patrick (Labor Roddy), lamentan su mala racha mientras disfrutan de la compañía de sus amigos, que les ayuda a aliviar y neutralizar cualquier dolor. Todo el mundo parece ser de mediana edad en adelante, como subraya la escena de la boda, a mitad de película, donde una pareja consagra su romance tardío.

Por lo demás, el mensaje y los temas de la película son tan amables y discretos que podrían parecer un tanto difusos. El hecho de que Joe pase gradualmente de ser el centro de atención a convertirse en una figura distante que ocupa el lugar del público tampoco ayuda. Vestido con un elegante chaleco de punto ajustado, mientras que el resto del reparto luce ropas más desaliñadas, Joe se convierte sin quererlo en una figura hueca y atractiva con la que pueden desahogarse los pintorescos actores secundarios. Siempre está presente y participa voluntariamente en el velatorio del tercer acto, donde tiene que vestir al cadáver según la tradición, aunque nunca sabemos cómo está asimilando los acontecimientos y sintetizándolos en la rica tesis que da forma a cualquier gran obra literaria.

Con su primer largometraje de ficción tras una larga carrera de documentales y trabajos híbridos, Collins logra captar innegablemente una melancolía genuina. Su dirección nos ayuda a sentir el frío del ambiente, contrarrestado por las imágenes de los campos envueltos en un sol dorado. Lamentablemente, la profundidad de la novela original y la visión de McGahern se reflejan de forma irregular.

That They May Face the Rising Sun es una coproducción entre Irlanda y Reino Unido, producida por South Wind Blows Ltd, Cyprus Avenue Films y Harvest Films.

(Traducción del inglés)